domingo, agosto 05, 2012

-¿Te imaginas tener hijos ahora, con todo éste lio?-


Adela se da unos toques de colorete en las mejillas y se pone sus gafas de ver.
Lleva una blusa de florecillas veraniega.
Se coloca un pañuelo castaño en la cabeza, cubriendo parcialmente su cabello gris.
Es un domingo soleado.

Comienza a trajinar en la cocina.
Mete dos panecillos de jamón y queso crema envueltos en papel de cocina en una cesta de mimbre.  
Antonio lee el periódico en el salón.
¿Vamos?-  Adela le espera en la puerta con la pequeña cesta de mimbre.
Antonio desaparece por la puerta del salón. 
El sonido intermitente de un exiguo chorro de orina llega desde el cuarto de baño.

En el parque, Adela y Antonio se sientan en un banco a la sombra. 
Sacan los panecillos y comienzan a comer en silencio.
Adela busca en su cabeza un tema de conversación.
Llevan 46 años juntos.

El ruido de los juegos de los niños, un batiburrillo de gritos y risas, se alza  sobre el parque
y manteles con familias y amigos y parejas se diseminan sobre la hierba.
Adela y Antonio comen despacio sus panecillos en el banco, bajo la sombra de un árbol.

A su izquierda, a unos cinco metros, una mujer camina de un lado a otro con el celular en la oreja.
Una mujer normal, de cabello rubio teñido. 
Una mujer de unos treinta y muchos, con gafas de sol. 

Antonio levanta su mirada hacia la mujer, clavándola en el menear de sus piernas.
Adela la mira también.
La mujer normal lleva un vestido corto y verde que descubre una buena porción de piernas. 
Unas piernas robustas. No esculturales, pero unas buenas y macizas piernas.
Unas piernas de mujer joven.

Antonio y Adela miran a la mujer del vestido verde. 
Una brisa atlántica levanta su vestido y deja relucir aún más sus jóvenes y robustas piernas.

Adela envuelve el resto de su panecillo en el papel de cocina y lo devuelve a la cesta de mimbre.

-¿Te imaginas tener hijos ahora, con todo éste lio?-