jueves, octubre 16, 2008

el Sueño Europeo No existe

Sentada , encogida, en la roñosa silla de plástico del hospital,
temblorosa, el rostro cárdeno,
sus ojos oscuros inflados,
sangre seca en la comisura de su boca carnosa,
no siente dolor.

Solo un intenso crepitar en su cabeza la invade, toda:
siete filetes de vacuno friéndose a fuego ardiente
sirenas de fondo que ululan al tiempo dentro de sí,
le invaden y no le dejan tiempo
para no hacerlo
vengarse,
de lo que es demasiado injusto,
que sobrepasa lo imaginable.
¿Quién soy yo para juzgar?

Atrás quedan las carrerillas por el malecón de la Habana,
las noches cazando turistas (como presa)
gambas con pantalones desmontables
y VisaOro que compra su sexo.
A veces unos abalorios y un plato caliente, frijoles,
y esos viejunos brillantes
"Que poco garbo mi amor"

Eres una niña con el cuerpo usado y los ojos vivos
entonces te vienes a Europa,lo llaman el primer mundo,
Y sigues gastando tu cuerpo
desgastándote
en un provinciano prostíbulo.

Y sueñas con ir de la mano de algún hombre distinguido
traje de chaqueta de lino
los dos con expresión vehemente,
henchidos de éxito social.
Solo quieres ser alta y altiva,
como ellas, mujeres distinguidas peinadas de peluquería,
el teatro te da igual.

Pero en el burdel no hay clientes influyentes,
solo individuos soeces,
(y todo es soez)
El sueño europeo No existe
Sólo el filo del cuchillo, refulgente,
y el incesante crepitar.

La comida también es soez.y tosca.
Te hizo adquirir formas flácidas.
La niña estilizada que corría airosa con el culo en pompa
por el malecón de la Habana,
tiene el colesterol alto,las trans son lo más barato y la vida le crea ansiedad.

No, no hay hombres distinguidos,
y si los hubiera, serían seguro aburridos.
Este parecía gracioso
Que son, mi amor, aquel día en el baile.
Hasta que un día te coge del cuello y aprieta con fuerza
-Cuidadito mi negra con lo que tú haces-

Te golpeó en el estómago,algo se cerró de golpe
(el extremo del esófago)
creías que todo se había acabado, pero no,
aún te quedaban fuerzas para aguantar.
Un puñetazo,y otro,
qué más da, si ya no sientes dolor,
solo sirenas y ese intenso crepitar.

La hoja destellante cayendo sobre esos cuerpos sobresaltados,
convulsionándose,
danza macabra del cuchillo hundiéndose entre batas blancas.
Y solo después, sentiste tranquilidad.

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