La ruidosa comunidad se detiene.
Un desconocido ha irrumpido en sus casas, y con ese timbre,
lo antes a los cuatro vientos aireado, se torna silente.
La comunidad contiene la respiración
Desaparece el flamenqueo
cesa el gracejo inmediatamente
y varias cabecitas
asoman con cautela de su ratonera.
Desde la cima, veo moldeados.
Y coronillas y pelos ralos
surgen aleatoriamente de la vertical del plano.
De un plumazo, la comunidad enmudece.
Espera, sigilosa, que el extraño se aleje.
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