martes, noviembre 05, 2013

Ya no las hacen como antes

Cap.III

A día de hoy, las razones de mi declive se entremezclan.
La falta de “guita” siempre presente. Mi malograda carrera como cineasta. La constante soledad, que al principio saludé como estadio natural de la creación, pero que fue poco a poco horadando mí ya de por si frágil habilidad social y metiéndome hacia dentro…
Sí. No encontré ningún mecenas que apoyase mis deseos de realización artística. Ninguna “Rosarinho” que calmase mis pulsiones carnales, ningún compañero con quien compartir conversaciones de café, vinos y cigarrillos. 

¿Dónde estaban los intelectuales sobre los que tanto había leído? Aquellos que se encontraban en los cafés de avda. de Roma o en los alrededores de la cinemateca ¿Muertos? ¿Encerrados en sus burguesas casas bebiendo coñac servido por asistentas que poco después bajan a la calle a echar sus raspadinhas? (por puro vicio, recelo que hasta los sueños les fueron vedados)

¿Dónde? ¡en este momento de ignominia en el que tanto les necesitamos! Demasiado viejos para prestar atención a un pobre muchacho de aspecto pusilánime pero que rebosa pasión cinéfila. Demasiado ocupados en sus pensamientos abstractos para ver la desesperación de los que, creemos, sabemos, todo el potencial que albergamos

¡Puro corazón! ¡Avidez creativa! Para ellos somos invisibles y nunca se sentirán en deuda, sólo por el hecho de que poseemos algo que a ellos se les escapa: Juventud, Futuro Indefinido, Vida. Vida para quemar. Días y más días sin dolores en las articulaciones sin toses sin esgarros sin callos ni juanetes, sin piernas cansadas. Sin embargo, yo siento que la vida se me escapa. Sin mis sueños, no soy nada.

Y las chicas…

Las chicas en estos días pueden con todo. Incluido yo.